Diagnóstico: Enamorada. Síntoma #1: Adquisición de demonios ajenos.

 A los 19 años me diagnostiqué "enamorada". Y quizás lo que hace que no me haya "curado" después de 7 años es el hecho de que no fue algo que solo se dio, yo lo decidí. Por mucho tiempo pensé que esta historia era romántica, pero ahora sé que fue y sigue siendo una tragedia.

 Yo ni siquiera quería estar con él y quizás debí permanecer fuerte. Fueron meses de esfuerzo de su parte para escuchar un "sí" de mi boca. No supe que lo amaba sino hasta que él lo dijo primero, luego de romperme el corazón por un segundo como pasó varias veces:

-Es que yo no te quiero. -mi corazón se rompe- Yo te amo.

 Todo con él era intenso, rojo sangre, corta venas. Lo naranja de su vibra positiva era un camuflaje. Y fue tan buen camuflaje, que no me dejó ver que era un cáncer que hasta hoy zombifica cada una de mis células.

 ¿Qué hace a este amor lo peor que me pudo pasar? Estos son algunos de sus resultados:

 -Pérdida de voluntad
 -Baja autoestima
 -Pérdida de identidad
 -Adquisición de hábitos negativos
 -Obsesión
 -Renuncia a las pasiones
 -Desorientación emocional
 -Ansiedad
 -Incapacidad emocional
 -Incapacidad motivacional
 -Depresión
 -Apego afectivo
 -Entre otros

 Pero aquí no estoy para hacerme la víctima sino para ser un modelo a NO seguir. Mi secuela favorita es que adopté sus traumas; no importaba lo buena persona que era, él nunca se merecía nada bueno. Supongo que por eso se empeñó tanto en conquistarme. Su instinto infalible le decía que de todas las niñas del campus, yo sería la que le rompería el corazón hardcore, por eso yo era lo que él merecía. Recuerdo que una vez lo invité a un viaje. Su respuesta fue: "no le quiero pedir permiso a mis padres porque no merezco ese viaje". Ese fue el primer zombífero. Comencé entonces a cuestionar mi vida: una niña mimada que no estaba sacando buenas notas = tampoco merezco ese viaje. Tal como la canción de Halsey que dice:

 Gave love 'bout a hundred tries (le di al amor como cien oportunidades)
 Just running from the demons in your mind (solo huía de los demonios en tu mente)
 Then I took yours and made 'em mine (luego los agarré y los hice míos)
 I didn't notice 'cause my love was blind (no me di cuenta porque mi amor era ciego)

 Cada vez que la escucho se me clava en el corazón como un cuchillo. Y de nuevo, aquí no soy la víctima. Lo defenderé una vez al decir que él me lo advirtió. Me dijo que debía alejarme de sus demonios porque saldría lastimada. Dicho y hecho ¡Gracias por quitarte de ante mano esa responsabilidad emocional de encima! Ahora no importa cuánto me esfuerce por algo, tengo su fantasma diciendo "no lo mereces". Intenté decirle y demostrarle que merecía cosas buenas y mucho más. Le dije que si todavía no lo sentía así, quizás con esforzarse un poquito más se "merecería" un poquito más. Me acusó de insensible y eventualmente, me contagió.

 Pero no todo está perdido. Aquí tampoco estoy para desahogarme y esperar que las cosas cambien por arte de magia o con el tiempo. Mi autoconsejo son palabras de afirmación. Cada vez que siento que no merezco algo, cambio automáticamente la narrativa por "sí lo mereces porque te esforzaste por obtenerlo". Quizás se escucha obvio, pero cuando uno está en el más profundo de los hoyos, la luz al final del mismo parece más una estrella inalcanzable que la salida.

 Me molesta tanto. Llegué a pensar que las cosas me pasaban por suerte. Cosa completamente falsa. Lo que pasaba era que fijaba mi mente en una meta (como estaba acostumbrada a hacerlo) y mi cerebro solito identificaba información a mi alrededor que me ayudaba a cumplir mis objetivos (tal como la ciencia comprobó que funciona el cerebro).

 Las palabras de este hombre caían tan pesadas en mi ser, que pasé de ser una persona con una fuerza de voluntad de acero, a creer que no era cuestión de trabajar por lo que sueñas, sino de nacer con una la habilidad necesaria. Por ejemplo: no era cuestión de practicar cien veces un ejercicio matemático hasta volverte experto, sino de nacer con el cerebro de un genio y poder resolverlo a la primera, sin mucho esfuerzo, y feliz. Olvidé por completo que son los hábitos los que te llevan lejos, no si naces con talento o no.

 Mi forma de conseguir lo que me proponía estaba bien, pero ciegamente comencé a creer más en él que en mí. Adopté su manera de verse a si mismo y abandoné la mía. Me volví parte de sus sueños y fui abandonando los míos. Y fue cuando mi autoestima pasó de sana a no tanto...

Comentarios